En un vídeo publicado en la plataforma de redes sociales Weibo de China, Messi rechazó los rumores de que su ausencia fue “por razones políticas” y dijo que si ese hubiera sido el caso, “no habría viajado” a Hong Kong en primer lugar.
“Como todo el mundo sabe, siempre quiero jugar y estar en todos los partidos”, afirmó.
El ocho veces ganador del Balón de Oro permaneció en el banquillo durante la victoria del Inter Miami por 4-1 contra un once selecto de Hong Kong el 4 de febrero.
Su ausencia provocó abucheos y pedidos de reembolso por parte de miles de fanáticos que habían desembolsado grandes sumas de dinero para ver jugar al capitán ganador de la Copa del Mundo en Hong Kong, un territorio chino semiautónomo.
Ampliamente considerado el mejor jugador de su generación, Messi es un deportista altamente comercializable por quien personas de todo el mundo pagarán mucho dinero para ver, incluso en el ocaso de su carrera cargada de trofeos.
Algunos políticos y medios nacionalistas interpretaron la ausencia de Messi (y su posterior aparición en un partido similar en Japón) como un desaire a China, sin ofrecer pruebas.
Posteriormente, los dirigentes deportivos de China cancelaron dos partidos amistosos en los que participaba la campeona mundial Argentina.
Messi habló en su vídeo de una relación “muy bonita y muy cercana” con China, país con el que dijo haber “hecho muchas cosas”, incluidos partidos y eventos.
El motivo para no jugar, dijo el delantero estrella, fue una lesión, concretamente una “inflamación de un músculo aductor”.
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